El tratamiento de ondas de choque está basado en una onda acústica que lleva mucha energía a los puntos dolorosos y tejidos musculoesqueléticos con condiciones subagudas, subcrónicas y crónicas. La energía promueve la regeneración y procesos reparativos de los tendones los tendones, músculos y otros tejidos blandos.
La terapia consiste en la aplicación de ondas sonoras de alta velocidad. En concreto, entre una y cuatro ondas por cada segundo. Esto se consigue a través de un cabezal que impide la dispersión y focaliza las ondas a través de un gel, o líquido transparente, que se coloca exactamente encima del lugar a tratar, una vez localizado por palpación.
La profundidad a la que pueden llegar las ondas difiere según si son ondas radiales, en cuyo caso llega a profundidades de hasta cinco centímetros; u ondas focales, en cuyo caso la profundidad es bastante superior, pudiendo llegar hasta los 12 cm.